domingo, 21 de febrero de 2016

Los inicios

Desde pequeño, las asignaturas de dibujo y de pretecnología siempre me parecieron muy atractivas. Aquello de crear con tus manos tenía su encanto. Me gustaba dibujar... y recuerdo que, de aquella, no lo hacía nada mal. Con esto no quiero decir que fuese un maestro del arte ni mucho menos, pero me pasaba mucho tiempo haciendo dibujos, a veces incluso con uno de aquellos pizarrines -en casa de mis abuelos-, de los que utilizaba mi madre cuando iba al cole de la postguerra.

Pizarrín

En algunas ocasiones utilizaba como modelos simples fotografías y en otras me dedicaba a hacer copias de dibujos que aparecían en TBOs y otros comics infantiles de la época.

Con la llegada al instituto, mis intereses en lo relativo al dibujo cambiaron de forma radical, pues me dediqué principalmente al dibujo técnico. Me resultaba muy atrayente aquello de utilizar tiralíneas, compases, tinta china, plumillas y Rotrings. Estaba deslumbrado por aquella "tecnología" y el lápiz me parecía algo anticuado. Fui dejando cada vez más de dibujar, hasta que deje de practicar totalmente.

Ya en la Universidad, el dibujo estaba prácticamente abandonado, quitando para hacer algún que otro esquema muy simple. Al final de este período fue el boom de los ordenadores, y comencé a utilizarlos para hacer algún que otro pinito de forma totalmente amateur. También comencé a utilizar programas de retoque fotográfico, como Photoshop y Gimp, y todo esto no hizo más que alejarme del cuaderno y los lápices. Otra cosa que me fascinó fue todo lo relacionado con el dibujo 3D, practicando algo con Blender; e introduciéndome en la fotografía 3D.

Hace unos años, conocí en mi trabajo -soy profesor-, un compañero del Departamento de Artes Plásticas que me parece todo un artista en el mundo del dibujo. Viendo su cuaderno de bocetos, me comenzó a picar de nuevo el gusanillo. Me parecía una verdadera obra de arte y me entro una sana envidia. ¡Lo que daría yo por poder dibujar siquiera la mitad de bien que él!

De aquella, hice una búsqueda por Internet con el fin de encontrar algún procedimiento que me permitiese aprender a dibujar bien, sin que eso me supusiese el tener que disponer de mucho tiempo -del que suelo carecer-. Esa búsqueda me llevó a un libro, Nuevo Aprender a Dibujar con el lado derecho del cerebro de Betty Edwards.


En aquel momento comencé a leerlo y practicarlo, pero una vez más la falta de tiempo y otras cuestiones que no vienen a cuento, me hicieron abandonar...

La pasada semana, el compañero de trabajo citado, ya un amigo para mí, me envió una imagen escaneada de su "Cuaderno Negro", en la que me mostró un dibujo que me había hecho hace unos años -supongo que mientras estaba en la Sala de Profesores. Esto ha vuelto a despertar mi gusanillo, y estoy dispuesto a comenzar -retomar- de nuevo esta aventura del dibujo. Para comenzar, mi primera meta será completar el método descrito en el libro de Betty Edwards.

Hasta ahora había realizado mis dibujos en simples folios A4, pero para intentar forzarme a practicar este arte del dibujo, una de mis primeras decisiones es adquirir uno de estos cuadernos de bocetos, que se va a convertír en Mi Cuaderno Negro, y aquí voy a ir recogiendo los dibujos e impresiones de mis resultados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario